lunes, 8 de septiembre de 2014

LIDERAZGO PERSONAL

LIDERAZGO PERSONAL
El poder de la motivación
Cuando vemos a una persona desanimada, aburrida o con poco entusiasmo, es común que se diga “esa persona está desmotivada”. 
La realidad es que la desmotivación no existe, es una utopía pensar que existan acciones sin motivos. 
El maestro Carl Gustav Jung establece uno de los principios más importantes en la conducta humana al decir: “Toda acción corresponde a un motivo”.
No hay acciones sin motivo. Toda persona tiene que tener un impulsor para hacer cualquier cosa en la vida. Se tienen motivos para sonreír, pero también para llorar o estar enojado; se tienen motivos para estar alegre y también para sentirnos apesadumbrados; se tienen motivos para ser una persona optimista y también para ser pesimista.
Los motivos son la parte nuclear de la voluntad; y esa voluntad es la parte central de donde realmente generamos toda esa energía que se convierte en acción. 
En algunas empresas le he preguntado al director general: “¿Oiga, tienen algún concurso especial para premiar la jeta más fea del día?, porque parece ser que todo el personal está concursando para ver quién maltrata más a sus visitantes”. 
Seguramente que esas personas tienen motivos para tener mal humor, para no atender a la gente. ¿Sabe usted cuál es el día en que una persona, en una empresa, está más motivada? Con seguridad está usted pensando en el día de pago o tal vez el día viernes.
Pues no, siento desilusionarlo. El día en que la gente está más motivada en un trabajo, es el primer día de trabajo.
Ese día la gente está entusiasta, alerta, quiere servir a todo mundo, lleva su mejor sonrisa, se pone su mejor traje. Pero luego, dentro de la organización, le dan motivos para que esa persona no siga actuando igual. ¿Ha visitado por casualidad alguna oficina de gobierno, de recaudación, de seguridad social o de servicios públicos? Cuando usted entra en ellas, inmediatamente los empleados se levantan y hasta se atropellan para ofrecerle a usted “¡yo lo atiendo!”. ¿Se ha dado cuenta cómo lo hacen? ¡Por supuesto, ésta es una ironía! La antítesis de lo que sucede en la realidad.
En la mayoría de las organizaciones, la gente parece que no entiende que el cliente es la parte nuclear y fundamental de la empresa, que es a quien hay que servir. Por esta razón es tan importante darle motivos a la gente para hacer las cosas bien, para que pueda desarrollar su trabajo con alegría, entrega, firmeza y con compromiso.




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