LIDERAZGO PERSONAL
El poder de la motivación
Cuando vemos a una persona desanimada,
aburrida o con poco entusiasmo, es común que se diga “esa persona está
desmotivada”.
La realidad es que la desmotivación no existe, es una utopía pensar que existan acciones sin motivos.
La realidad es que la desmotivación no existe, es una utopía pensar que existan acciones sin motivos.
El maestro Carl Gustav Jung establece
uno de los principios más importantes en la conducta humana al decir: “Toda
acción corresponde a un motivo”.
No hay acciones sin motivo. Toda persona
tiene que tener un impulsor para hacer cualquier cosa en la vida. Se tienen
motivos para sonreír, pero también para llorar o estar enojado; se tienen
motivos para estar alegre y también para sentirnos apesadumbrados; se tienen
motivos para ser una persona optimista y también para ser pesimista.
Los motivos son la parte nuclear de la
voluntad; y esa voluntad es la parte central de donde realmente generamos toda
esa energía que se convierte en acción.
En algunas empresas le he preguntado al
director general: “¿Oiga, tienen algún concurso especial para premiar la jeta más fea del día?, porque parece ser que
todo el personal está concursando para ver quién maltrata más a sus
visitantes”.
Seguramente que esas personas tienen motivos para tener mal humor,
para no atender a la gente. ¿Sabe usted cuál es el día en que una persona, en
una empresa, está más motivada? Con seguridad está usted pensando en el día de
pago o tal vez el día viernes.
Pues no, siento desilusionarlo. El día
en que la gente está más motivada en un trabajo, es el primer día de trabajo.
Ese día la gente está entusiasta,
alerta, quiere servir a todo mundo, lleva su mejor sonrisa, se pone su mejor
traje. Pero luego, dentro de la organización, le dan motivos para que esa
persona no siga actuando igual. ¿Ha visitado por casualidad alguna oficina de
gobierno, de recaudación, de seguridad social o de servicios públicos? Cuando
usted entra en ellas, inmediatamente los empleados se levantan y hasta se
atropellan para ofrecerle a usted “¡yo lo atiendo!”. ¿Se ha dado cuenta cómo lo
hacen? ¡Por supuesto, ésta es una ironía! La antítesis de lo que sucede en la
realidad.
En la mayoría de las organizaciones, la gente parece que no entiende
que el cliente es la parte nuclear y fundamental de la empresa, que es a quien
hay que servir. Por esta razón es tan importante darle motivos a la gente para
hacer las cosas bien, para que pueda desarrollar su trabajo con alegría,
entrega, firmeza y con compromiso.
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