Era mi primer día en la empresa, me
enviaron al centro de capacitación para recibir, junto con otros compañeros, el
curso de inducción. Nos sorprendió que nos recibiera un grupo de ejecutivos,
quienes, al momento de entrar al salón, nos aplaudieron.
Me impactó un gran
letrero de “Bienvenidos”, junto con el nombre de cada uno de nosotros. Una vez
hechas las presentaciones el rector del centro educativo tomó la palabra.
“Es para nosotros un día muy especial,
pues estamos recibiendo a una nueva generación de triunfadores para nuestra
organización. Nuestra política ha sido siempre elegir a los mejores, y el
actual grupo de directores ha asumido el compromiso de hacer de cada uno de
ustedes un auténtico campeón. Cada uno será asignado en tutela a un ejecutivo,
cuya misión es orientarlos en los sistemas, políticas y en general, en la
cultura corporativa de nuestra organización, para que ustedes tengan éxito y su
presencia con nosotros sea para siempre. Hoy, básicamente tienen que asimilar
cuál es la filosofía de trabajo, y si la cumplen fielmente, sus resultados
estarán garantizados”.
Jaló un cordón y se recorrió un gran
telón, donde aparecieron solamente tres grandes letras: R.I.P. Incluido yo,
todos nos quedamos sorprendidos, nos volteamos a ver y con cara de
interrogación nos concentramos en el rector.
“Por supuesto, estas siglas nos recuerdan
la frase Requiescat in pace, que utilizamos para enterrar a los muertos; sólo que
en nuestra empresa tienen un significado totalmente diferente: representan las
claves para tener éxito en cualquier tarea que emprendamos. La R significa
resistencia, sabemos que debemos tener fortaleza ante las adversidades, y
muchas veces, sufrir críticas por nuestras iniciativas; los débiles al primer
ataque de inmediato se desmoronan; saber mantenernos es fundamental, y estar
abiertos a escuchar opiniones para no caer en la terquedad, y a menos que sea
evidente nuestra equivocación, no darnos jamás por vencidos. La I significa
insistencia. La gente dice que las oportunidades se van y no vuelven; aquí
pensamos que todas las oportunidades vuelven si insistimos. Así, por ejemplo,
si un cliente se negó a comprarnos ayer, ¿por qué no lo hará hoy?; si hoy mi
jefe no me aceptó una idea, quién me asegura que mañana no la aprobará si yo
insisto; es como escribir en la nieve, sé que se borrará y mañana tendré
nuevamente que escribir, y así permanentemente. La sutil y gran diferencia
entre fracaso y derrota es una lección que debemos asimilar, y es que el
fracaso solamente es un resultado de una acción equivocada, en cambio, la
derrota es abdicar para siempre. En esta empresa no hay cabida a los mediocres,
primero muertos que darnos por vencidos, y no hay espacio para quienes a los
primeros diez mil intentos se den por derrotados. Finalmente, la P significa
presencia, estar donde está la acción, cerca de nuestra gente y de nuestros
clientes. Vivir lo más cercano posible cada problema; estar presente en todos
los lugares donde se hallen las oportunidades. No creemos que los negocios
puedan manejarse a control remoto, aunque cada día tengamos más medios para
comunicarnos: Internet, celular, fax; no se puede sustituir el contacto humano,
esa sensibilidad que se despierta y desarrolla cuando nos interrelacionamos
personalmente.
Además —continuó el rector—, esta
filosofía no solamente les asegura el éxito en nuestra empresa, sino en su vida
privada. Piensen lo importante que es para una familia vivir un espíritu de
resistencia ante las adversidades económicas y emocionales. El espíritu de
lucha se acrecienta cuando sabemos que no estamos solos ante una crisis y
sabemos que juntos, toda la familia, podemos resistir.
”Tenemos que insistir permanentemente con
nuestros hijos para crearles hábitos de Excelencia; solamente a través de la
repetitividad se logran crear las costumbres. Y así nos sucede en lo personal:
si deseamos tener mejor salud, bajar de peso o ser más positivos, tendremos que
insistir en crear nuevos hábitos; finalmente, si deseamos tener una familia
bien integrada, debemos darle presencia, tiempo, y que ambos sean de calidad”.
· ¿Será usted capaz de aplicar el R.I.P. en
su propia vida?
· Hágase el hábito, al final de todos los
días, de autocuestionarse cuánta Resistencia, Insistencia y Presencia tuvo.
Al mundo lo conquistan los perseverantes.
Cuando se logra llegar a la cima surge inmediatamente el siguiente reto:
mantenerse en ella. Sólo aquellos que resisten los fracasos, como quienes saben
digerir los éxitos sin envanecerse, permanecen. Atrévase a ser un líder R.I.P.,
no es fácil, pero le aseguro que vale la pena. Más vale, toda la vida, aspirar
a alcanzar la Excelencia que aspirar a la mediocridad y lograrla.
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