EL PODER DE LOS VALORES
Todos los seres humanos poseemos cierto
tipo de valores y que constituye aquello a lo que nosotros le damos
significado.
Para una persona, los valores pueden ser
solamente de uso material o de intercambio; aprecia muchísimo su coche, su
traje, su vestido, sus libros, su pipa, etcétera. ¿A cuántas cosas puede
alguien dar valor?, pero tal vez esas mismas cosas no sean valiosas para otra
persona.
Pero hay valores de orden universal,
principios que son apreciados en todo tiempo y lugar, valores que, por
supuesto, cuando los compartimos a diferencia de los otros, crecen; por
ejemplo: si yo comparto con usted mi comida, tengo menos comida; si yo comparto
con usted mi automóvil, usaré menos mi automóvil; si yo comparto con usted la
riqueza, mi dinero disminuirá. Pero si yo comparto con usted mis conocimientos,
el valor de éstos crece; si comparto la alegría, el valor de ésta crece; si
comparto la amistad el valor de ésta crece.
Los valores de orden superior tienen esa
característica muy particular. Son valores crecientes cada vez que nos
atrevemos a compartirlos.
Analice usted las crisis en las que
vivimos todos los países del mundo: problemas ecológicos, de corrupción,
deshonestidad, y estoy hablando de países ricos y países pobres. En el fondo,
¿qué sucede?
Los valores de uso o de intercambio han
obsesionado al ser humano, a esto nosotros le llamamos los círculos de hierro.
Los círculos de hierro se presentan en
aquella persona que quiere tener más dinero, para tener más poder; quiere tener
más poder, para tener más influencia; porque si tiene más influencia, tendrá
más dinero; y si tiene más dinero, tendrá más poder; y si tiene más poder
tendrá más influencia. Y el círculo de hierro atrapa al ser humano. Llega el
momento en que el ser humano es insaciable en los valores de intercambio o de
uso.
¿Cuándo se podrá llenar ese agujero
negro enorme que tenemos, que se llama vacío existencial? No se puede llenar ni
con dinero, poder, ni con influencia. La única forma en que el ser humano lo
puede llenar en forma completa y total es a través de poseer valores de orden
superior: los valores que hacen crecer al ser humano, que nos proyectan a una
vida superior, que nos dan sentido existencial. Esto es precisamente la esencia
del poder de los valores.
Un ser humano no puede comprar el
derecho a figurar por siempre en la historia universal. ¿Quiénes son aquellos
que han quedado inmortalizados para siempre en la memoria universal? Aquellas
que se han sustentado en valores, aquellos que han predicado valores y, sobre
todo, aquellos que han vivido valores.
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